miércoles, 15 de febrero de 2012

Desconectar de la realidad.

Yo, que nunca tuve nada en claro. Siempre fui la que siempre sonreía al estar contigo, la que era tímida e indecisa, pero a la vez madura y justa.
Siempre había pensado que la vida es sabia y equitativa, que la gente está donde está porque ha de estarlo. Tiempo después he comprendido que nunca ha sido así: <<La vida es cruel e injusta, estamos en tiempos donde la ley vigente es la del más fuerte y donde el más débil, muere>>.
Nunca me creerías al contarte mi versión de la historia, pues siempre he sido de pensamiento liberal, tolerante y pacífico. No me gusta el racismo, la guerra, la crueldad, el hambre, la muerte, la ignorancia, la corrupción, los prejuicios, la injusticia, el dolor, el miedo, la pena, las mentiras ni el pescado, odio el pescado.
Si, es cierto que no esta en mi forma de ser pero... todo el mundo cambia: pues tras un maravilloso tiempo,  algo catastrófico donde reinaba el caos y el llanto, llegó la tormenta y con ella su consiguiente calma. Y tras dicha calma hallé la picardía necesaria, la desvergüenza equilibrante y la madurez correspondiente. Y con esto descubrí que los buenos, los débiles y lo pobres siempre saldrán perdiendo aunque se haya derramado sangre, se haya producido un hurto o haya habido algún corazón roto. Que más da? <<El dinero mueve el mundo, el amor personas y la paz.. la paz no mueve nada>>. Pero que voy a decir, como todos los demás me callo, cierro los ojos y me tapo los oídos.

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